Por David Awad V.
A veces el destino toma formas inesperadas. Para el periodista José ‘Pepe’ Sánchez, su ingreso al mundo del periodismo no ocurrió en una sala de redacción ni en una cabina deportiva, como siempre lo soñó, sino frente a un altar. Todo comenzó el 8 de septiembre, Día del Nacimiento de la Virgen María, cuando le pidieron transmitir en vivo una misa concelebrada desde la Parroquia del Perpetuo Socorro. Aquella transmisión marcaría un antes y un después en su vida profesional.
Pepe, quien había sido sacristán durante sus años escolares, conocía bien los pasajes litúrgicos y los ornamentos sagrados, lo que le permitió llevar a cabo la narración con total soltura. Su desempeño no pasó desapercibido. Al día siguiente, don Roberto Esper, fundador de Diario La Libertad, pidió hablar con él personalmente.
—Ve a la oficina del contador para que firmes contrato —le dijo Esper tras felicitarlo—. Seguirás en el noticiero y cuando haya algo importante, lo escribes para el periódico.
Así, sin buscarlo directamente, Sánchez logró lo que tanto deseaba: ingresar a La Libertad. Poco después, se abrió una vacante en la sección deportiva y su experiencia comentando partidos en radio le abrió la puerta definitiva. Allí nació una de sus columnas más recordadas: “Lo escuché en un bus”, una conversación ficticia entre dos pasajeros que hablaban de fútbol, pero que se colaba con inteligencia en temas como política, economía y medio ambiente.
“Esos desvíos me llevaron a dirigir la página política y luego a la Subdirección”, recuerda.
Un periódico que se escribe con pasión e ingenio
Ya desde la jefatura de Redacción, ‘Pepe’ vivió momentos clave del periodismo barranquillero. Uno de ellos fue el cubrimiento del macabro asesinato de las hermanas Kaled. Publicaron las fotos del crimen —pese a la solicitud de un familiar de no hacerlo— lo que les costó una exclusiva: la imagen del presunto asesino. Pero su colega Jorge Humberto Klee tuvo una salida brillante:
—Vamos a esperar que salga El Caribe, compramos un ejemplar y de ahí tomamos la foto.
La jugada funcionó, y al día siguiente, los tres periódicos locales llevaban la imagen en primera plana. La anécdota terminó con un elogio de don Roberto:
—No sé cómo consiguieron la foto, pero así se trabaja.
La noticia de un asesinato, los sacó de una parranda y los llevó a la historia
El 30 de abril de 1984, cuando Pepe se preparaba para una noche de diversión, recibió una llamada de Klee que cambiaría sus planes: acababan de asesinar al ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla.
—Deja los planes de parranda, vamos a organizar el cubrimiento —le dijo.
Uno de los reporteros más jóvenes, José Gómez Daza (hoy director de noticias de Telecaribe), fue enviado a cubrir la reacción de los galanistas reunidos en un hotel local. Volvió con buen material… y con una fuerte hemorragia nasal.
—Este ha sido tu bautismo de fuego en el periodismo —le dijo Klee con una sonrisa.
Esa madrugada, el equipo de La Libertad cerró la edición con un titular que aún recuerda con orgullo: “El Gobierno hará su deber, lo juro por Dios”, palabras del entonces presidente Belisario Betancur.
—Y nosotros cumplimos bien con el nuestro —les dijo don Roberto al día siguiente.
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