jueves, 21 de mayo de 2020

En medio del Covid 19, unos mueren... otros, renacen



Por: Argemiro Hernández P.
Colaborador


Mientras el mundo sentía la muerte muy cerca, porque la Organización Mundial de la Salud informaba a la humanidad que el covid-19 era la nueva pandemia, en Barranquilla, personas se aferraban a la vida porque recibían la esperada llamada, que habían sido programados para su trasplante de Riñón.

Contra todo pronóstico, pero sobretodo con todos los cuidados que se necesitaban, la Clínica de la Costa, empezaba a adaptar en sí, todos los protocolos que dictaba el Ministerio de Salud ante el temido Coronavirus. Eso sí, sin pausar sus labores, como por ejemplo, llevar a cabo los trasplantes, que no solo ellos tenían agendados hacer, sino con el que personas, y con ellas sus familias venían soñando desde hace mucho tiempo; quizá antes, mucho antes que en Wuhan naciera el virus, que hoy tiene en riesgo a toda la población mundial.

Historias de vida, en medio de momentos de Muerte

Transcurría el 2016, cuando a Dimas Ruiz Cárdenas, se le empezaron a inflamar los pies y luego todo su cuerpo, situación que, al ser vigilante, le hacia su trabajo un poco más pesado. Esos síntomas, jamás lo habrían preparado para lo que sería su diagnóstico, después de diversos estudios médicos: Dimas padecía de Enfermedad Renal Crónica.

Todo lo que le pasaba, lo volvía, cada día más un paciente candidato a trasplante de riñón, desde entonces, él y su esposa Miladys Negrete, tuvieron como norte ese momento en que hubiese un donante compatible, y lo llamaran para ser trasplantado. Para ello, cumplieron sus procesos de inscripción en las listas de espera de donde les dijeran, que era probable.

Dimas, con 39 años, en unión libre, y con su hijo de 11 años, sentado en la sala de su casa en Villa Rosa Atlántico, corregimiento de Repelón, andaba atento a las noticias, ya el mundo temblaba de susto, y Colombia anunciaba el inicio de la cuarentena. Cuando suena el teléfono, llamaban de la Clínica de la costa, para decirle, que si el Señor Dimas, podría presentarse ese mismo 22 marzo, antes de las 7 de la noche en la clínica, pues había un riñón de un donante compatible con él.



Había una única repuesta: ¡SI!, por supuesto que Dimas quería, y podía.

Recuerda con emoción que su esposa le entrego tapabocas y guantes, agarró una moto hasta Repelón, y de allí un bus hacia Barranquilla, solo, pero tranquilo porque era su momento, la cirugía que prometía mejorarle la vida, sería dentro de poco.

La intervención empezó a las 9 de la noche, fue hasta las 3 de la mañana, no hubo complicaciones, salvo a que unos días después estando ya en habitación, le dio neumonía, la superó y fue dado de alta. Han pasado los días, y después de que la incapacidad inicial es de 6 meses, Dimas ya va solo a los controles, y se agradece la disciplina que ha tenido en la alimentación, y todos los cuidados que le fueron recomendados, pues es gracias a eso, el éxito total de su cirugía.

Mientras tanto, en Cartagena, Clara Inés Salgado Gutiérrez, quien nació en Sincelejo, tiene 52 años, está casada con Oscar Puello, y tiene dos hijos, disfrutaba de su vida de ama de casa, cuando en 2010, luego de algunos malestares y visitas al médico, es diagnosticada con Daño renal, por Hipertensión. ¡El mundo se les vino encima!, no podía creer lo que le estaba pasando, y su familia mucho menos, estuvo por diferentes ciudades en la búsqueda de tratamientos, y también en la búsqueda de un trasplante, pero nada pasaba. 

Luego de estar inscrita en la lista de posibles personas a trasplantar, a las 2:30 a.m. y hasta las 6:30 a.m. de ese mismo 22 estuvo en el quirófano. Todo salió conforme a lo esperado, y antes de lo imaginado volvió a Cartagena, donde se recupera de manera positiva, asegurando que, aunque cree que pudo haber llegado a tener temor por el Coronavirus, cuando recibió la programación para su cirugía fue lo último en que pensó, sentía que si Dios le había dado el regalo de ese riñón, no se desvanecería ese bien por el covid-19.
El miedo, la fe y la familia

Cualquier cirugía, crea en el paciente un sin número de preguntas y miedos y a eso, sumarle existencia de contraer un virus mortal, vuelve la situación ciento por ciento peor.

Pero, en todas estas personas que están en listas de espera, y que, a decir verdad, son cientos y hasta miles, hay algo que los mueve, mucho más allá del miedo a la cirugía, de agravarse e incluso morir y no llegar a tener la oportunidad de ser trasplantados, de hecho, algo mucho más fuerte que temer a contagiarse de coronavirus y con ello contagiar a sus familias.

A las personas que viven estos procesos los mueve lo que definimos como fe. Viven cada día, cumpliendo su mejor papel, con el único compromiso de estar aptos siempre, para cuando sea que sean llamados, estar es las condiciones ideales de poder ser intervenidos quirúrgicamente, porque encontrarse inaceptable en alguno de los exámenes de protocolo justo antes de la cirugía, podría ser motivo de aplazar la cirugía meses, incluso hasta años.

Hoy hemos conocido la historia de Clara y de Dimas, ambos pertenecientes a un sistema de salud al que también pertenecemos, que muchas veces falla. Han existido ocasiones en que todo ha estado listo para un trasplante de riñón o cualquier otro órgano, y un simple problema entre la eps y el Estado, echan todo un proceso, un sueño a la nada, dejando a pacientes ilusionados y decepcionados, incluso pacientes que pasan los días en una espera que es interrumpida, pero por la muerte.

Hay quienes cuentan con una suerte distinta, que existe alguien compatibles con ellos que decidió donar un órgano, que son llamados a cirugías después de mucho y cumplen con cada requisito de una larga lista, la mayoría de ellos coinciden en lo determinante que es la familia, el amor, la unión y el apoyo en la espera, y por supuesto en la recuperación.

Dimas y Clara quizá tengan historias de vida distintas, pero ambos tienen el mismo sentir de gratitud por la persona que donó, y sobretodo, ninguno de los dos, puede creer, que, en medio de una pandemia, en medio del pánico colectivo de todo el mundo, la esperanza se haría ver en sus vidas, y que a través de ellos y a sus familias, con la realización de forma exitosa de los trasplantes de sus riñones.

Archivo 1: Pie de foto: Dimas Ruíz, recuperándose satisfactoriamente.

Archivo 2: Pie de foto: Clara Inés Salgado, Junto a su familia, previo a la cirugía.



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