Por: Argemiro Hernández P.
Colaborador
Mientras el mundo sentía la muerte muy cerca, porque la
Organización Mundial de la Salud informaba a la humanidad que el covid-19 era
la nueva pandemia, en Barranquilla, personas se aferraban a la vida porque
recibían la esperada llamada, que habían sido programados para su trasplante de
Riñón.
Contra todo pronóstico, pero sobretodo con todos los
cuidados que se necesitaban, la Clínica de la Costa, empezaba a adaptar en sí,
todos los protocolos que dictaba el Ministerio de Salud ante el temido
Coronavirus. Eso sí, sin pausar sus labores, como por ejemplo, llevar a cabo
los trasplantes, que no solo ellos tenían agendados hacer, sino con el que
personas, y con ellas sus familias venían soñando desde hace mucho tiempo;
quizá antes, mucho antes que en Wuhan naciera el virus, que hoy tiene en riesgo
a toda la población mundial.
Historias de vida, en medio de momentos de Muerte
Transcurría el 2016, cuando a Dimas Ruiz Cárdenas, se le
empezaron a inflamar los pies y luego todo su cuerpo, situación que, al ser
vigilante, le hacia su trabajo un poco más pesado. Esos síntomas, jamás lo
habrían preparado para lo que sería su diagnóstico, después de diversos
estudios médicos: Dimas padecía de Enfermedad Renal Crónica.
Todo lo que le pasaba, lo volvía, cada día más un paciente
candidato a trasplante de riñón, desde entonces, él y su esposa Miladys
Negrete, tuvieron como norte ese momento en que hubiese un donante compatible, y
lo llamaran para ser trasplantado. Para ello, cumplieron sus procesos de
inscripción en las listas de espera de donde les dijeran, que era probable.
Dimas, con 39 años, en unión libre, y con su hijo de 11
años, sentado en la sala de su casa en Villa Rosa Atlántico, corregimiento de
Repelón, andaba atento a las noticias, ya el mundo temblaba de susto, y
Colombia anunciaba el inicio de la cuarentena. Cuando suena el teléfono,
llamaban de la Clínica de la costa, para decirle, que si el Señor Dimas, podría
presentarse ese mismo 22 marzo, antes de las 7 de la noche en la clínica, pues
había un riñón de un donante compatible con él.
Había una única repuesta: ¡SI!, por supuesto que Dimas
quería, y podía.
Recuerda con emoción que su esposa le entrego tapabocas y guantes,
agarró una moto hasta Repelón, y de allí un bus hacia Barranquilla, solo, pero
tranquilo porque era su momento, la cirugía que prometía mejorarle la vida,
sería dentro de poco.
La intervención empezó a las 9 de la noche, fue hasta las 3
de la mañana, no hubo complicaciones, salvo a que unos días después estando ya
en habitación, le dio neumonía, la superó y fue dado de alta. Han pasado los
días, y después de que la incapacidad inicial es de 6 meses, Dimas ya va solo a
los controles, y se agradece la disciplina que ha tenido en la alimentación, y
todos los cuidados que le fueron recomendados, pues es gracias a eso, el éxito
total de su cirugía.
Mientras tanto, en Cartagena, Clara Inés Salgado Gutiérrez,
quien nació en Sincelejo, tiene 52 años, está casada con Oscar Puello, y tiene
dos hijos, disfrutaba de su vida de ama de casa, cuando en 2010, luego de
algunos malestares y visitas al médico, es diagnosticada con Daño renal, por
Hipertensión. ¡El mundo se les vino encima!, no podía creer lo que le estaba
pasando, y su familia mucho menos, estuvo por diferentes ciudades en la
búsqueda de tratamientos, y también en la búsqueda de un trasplante, pero nada
pasaba.
Luego de estar inscrita en la lista de posibles personas a trasplantar,
a las 2:30 a.m. y hasta las 6:30 a.m. de ese mismo 22 estuvo en el quirófano.
Todo salió conforme a lo esperado, y antes de lo imaginado volvió a Cartagena,
donde se recupera de manera positiva, asegurando que, aunque cree que pudo
haber llegado a tener temor por el Coronavirus, cuando recibió la programación
para su cirugía fue lo último en que pensó, sentía que si Dios le había dado el
regalo de ese riñón, no se desvanecería ese bien por el covid-19.
El miedo, la fe y la familia
Cualquier cirugía, crea en el paciente un sin número de
preguntas y miedos y a eso, sumarle existencia de contraer un virus mortal,
vuelve la situación ciento por ciento peor.
Pero, en todas estas personas que están en listas de espera,
y que, a decir verdad, son cientos y hasta miles, hay algo que los mueve, mucho
más allá del miedo a la cirugía, de agravarse e incluso morir y no llegar a
tener la oportunidad de ser trasplantados, de hecho, algo mucho más fuerte que
temer a contagiarse de coronavirus y con ello contagiar a sus familias.
A las personas que viven estos procesos los mueve lo que
definimos como fe. Viven cada día, cumpliendo su mejor papel, con el único
compromiso de estar aptos siempre, para cuando sea que sean llamados, estar es
las condiciones ideales de poder ser intervenidos quirúrgicamente, porque
encontrarse inaceptable en alguno de los exámenes de protocolo justo antes de
la cirugía, podría ser motivo de aplazar la cirugía meses, incluso hasta años.
Hoy hemos conocido la historia de Clara y de Dimas, ambos
pertenecientes a un sistema de salud al que también pertenecemos, que muchas
veces falla. Han existido ocasiones en que todo ha estado listo para un
trasplante de riñón o cualquier otro órgano, y un simple problema entre la eps
y el Estado, echan todo un proceso, un sueño a la nada, dejando a pacientes
ilusionados y decepcionados, incluso pacientes que pasan los días en una espera
que es interrumpida, pero por la muerte.
Hay quienes cuentan con una suerte distinta, que existe
alguien compatibles con ellos que decidió donar un órgano, que son llamados a
cirugías después de mucho y cumplen con cada requisito de una larga lista, la
mayoría de ellos coinciden en lo determinante que es la familia, el amor, la
unión y el apoyo en la espera, y por supuesto en la recuperación.
Dimas y Clara quizá tengan historias de vida distintas, pero
ambos tienen el mismo sentir de gratitud por la persona que donó, y sobretodo,
ninguno de los dos, puede creer, que, en medio de una pandemia, en medio del
pánico colectivo de todo el mundo, la esperanza se haría ver en sus vidas, y
que a través de ellos y a sus familias, con la realización de forma exitosa de
los trasplantes de sus riñones.
Archivo 1: Pie de foto: Dimas Ruíz, recuperándose
satisfactoriamente.
Archivo 2: Pie de foto: Clara Inés Salgado, Junto a su
familia, previo a la cirugía.
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