viernes, 29 de agosto de 2025

El verdadero origen del “Santo Cachón” está en un parque de Barranquilla

 


Pocos colombianos no han coreado alguna vez el icónico estribillo: “Que te perdone yo, que te perdone… como si fuera yo el Santo Cachón”. Pero más allá de la canción, hay una historia real que inspiró a su autor, el fallecido Romualdo Brito.

Todo nació en un parque de Barranquilla, construido en los años 50 para honrar al Sagrado Corazón de Jesús. Con el paso del tiempo, el lugar cayó en el abandono y terminó convertido en punto de encuentro de parejas furtivas que, al amparo de la noche y la maleza, daban rienda suelta a la pasión.


Fue ese contraste —entre la devoción religiosa y las "pilatunas" nocturnas— lo que Brito transformó en vallenato, inmortalizado por Los Embajadores Vallenatos. Con una estatua de mármol de 17 metros como testigo silencioso, el llamado “Parque del Santo Cachón” se convirtió en leyenda urbana y símbolo del ingenio sabrosón del barranquillero.

Hoy, el parque ha sido remodelado, pero su historia sigue viva en la cultura popular… y en cada parranda donde suena esa canción.









viernes, 8 de agosto de 2025

Borletti: el mago que convirtió al Caribe en un escenario de ilusión


El 16 de julio de 2017, a los 87 años, se apagó en una clínica de Montería la vida de Máximo Alfredo Hernández Durán, pero no su magia. Mejor conocido como el Mago Borletti, fue mucho más que un ilusionista: fue un personaje irrepetible, un embajador del Caribe colombiano y uno de los hombres reales que Gabriel García Márquez inmortalizó en Cien años de soledad como “el mago de Macondo”.

Nacido el 11 de noviembre de 1932 en Riofrío, Magdalena, creció rodeado de historias, música y tradiciones que marcaron su estilo único. Su carrera comenzó en la radio, donde mezclaba consejos sentimentales, lectura de cartas astrales, denuncias ciudadanas e interpretación de sueños con la promoción de sus espectáculos. Desde entonces, supo que la magia no solo estaba en los trucos, sino en la forma de conectar con la gente.

Recuerda su hijo, Luis Gabriel Borletti Jr. que su padre le comentó;
“Me la tome a lado del más grande del acordeón haciendo eso mismo
con cartas un acordeón, vísperas al festival vallenato en una parranda
del doctor López". (expresidente de Colombia)


Aquí en un programa de televisión nacional de Fernando Gonzáles Pacheco

Borletti vivió una vida de anécdotas que parecen sacadas de un libro. En una ocasión, en Venezuela, le pidieron que no dijera que era colombiano para recibir un premio; en otra, advirtió a la orquesta de Pacho Galán que no asistiera a una corraleja en Sincelejo… ese día la estructura colapsó y murieron cientos de personas. Actuó ante presidentes, embajadores y figuras internacionales, organizó cenas benéficas, compartió tarima con artistas como Jorge Mistral y hasta recibió una dedicatoria escrita por el mismísimo Pablo Neruda, quien calificó su acto como “una gema pulida al máximo de la perfección”.



 


Recorrió escenarios en Panamá, Costa Rica, México, Buenos Aires, Honduras, Nueva York y toda Colombia. Fue amigo de grandes magos como Gustavo Lorgia, Killer, Erazoni y Carlos Zea. En Barranquilla, su nombre llegó a bautizar desde una peluquería hasta un gallo de pelea invicto.

 


Aquí el mago Borletti junto a su hijo Luis Gabriel Borletti Jr.


Aunque su fama lo llevó lejos, Borletti mantuvo su esencia: rechazaba la magia negra, amaba las palomas, coleccionaba caballos y gallos, y soñaba con abrir una academia de magia. Sus palabras lo definían: “La ligereza reemplaza a la técnica” y “la magia no se compra ni se improvisa: se crea y se respira”.

Su voz ronca, su elegancia criolla y sus manos veloces lo convirtieron en un ícono cultural. Borletti no desapareció; simplemente hizo su último gran truco, dejando al Caribe un legado de asombro y alegría.



Fue, es y será… el mago eterno de Riofrío.