domingo, 17 de mayo de 2020

HORIZONTE Y MUNDO CARIBE




Por: Manuel Palacio Tiller

En la costa Atlántico el horizonte se mira desde la cima más alta de Colombia – Sierra Nevada de Santa Marta, Pico Simón Bolívar – se percibe la unión del cielo y la anchura del mar océano que nos hace ser soñadores con pronta esperanza, cuando los ojos se llenan de aire marino, gloriosa luz y el paisaje reunido a la vista pareciera el comienzo de una existencia placentera y esplendorosa, nacida de esa ilusión óptica alegrando el espíritu mediante un ánimo desbordado en el círculo de una fiesta desenfrenada, sin fin, para tomar sin mucho esfuerzo ni fatiga el madurar de la vida llena de futuro grande, florido y crecido, y libres como el viento, sin control, diferentes a los otros colombianos cuyas miradas se estrellan en la falda de la cordillera para hacerlos tristes, de bajo hablar sin gritos vagabundos como los costeños, de dialecto golpeado, léxico dejado por los españoles canarios de complemento rápido con el hablar andaluz, más otras tantas cualidades de gallegos, catalanes y vascos intrépidos, domadores de indias, después conjugadas en ese grupo humano único en el mundo por el mestizaje, más el mulataje con los negros del África, formando así lo pluriétnico y multicultural, núcleos encajados en la cuenca grande del Gran Caribe Americano, que inicia en la boca del Orinoco desde Trinidad y Tobago, después en un rosario de islas pequeñas que hacen las veces de dientes en aquella boca grande en el cuerpo de la América del Norte, Centro América y lo septentrional de Sur América, lugar por donde entra la civilización occidental en 1492; Vendrían las islas mayores de Puerto Rico, La Española, Jamaica y Cuba y forman entonces esa geografía terrenal e insular personas diferentes, cual tremolar de razas y grupos, único en el globo y conforman EL GRAN CARIBE, donde se hablan idiomas europeos, inglés, francés y holandés; de creencias propias y ajenas , generadores de toda clase de música inigualable, que se extiende a New Orleans con su jazz y blues, Veracruz con boleros tropicales, Ciudad de México con el clásico mambo y la radicación en la costa pacífica del mariachi de origen francés y en Cancún el bolero montuno derivado del bambuco colombiano , bajando a Centro América donde se encuentra la marimba, pasa por Montería y Sincelejo con música de banda para el porro, la gaita y la cumbia, en Cartagena con música de salsa, Barranquilla con la propia música de orquesta y flauta de millo que alegra sus carnavales, otros ritmos provenientes de El Banco y Mompos, Ciénaga y Santa Marta con música de origen Antillana y Riohacha por donde entra el acordeón cuya música se radica en Valledupar, Maracaibo, Ciudad de Coro y llega a Caracas ciudad de las grandes orquestas, donde se tocan todos los ritmos del mundo ;ciudades de interminable fandango, sin igual en nada en el marco de lo cultural y escogieron como capital a NUEVA YORK. Conjunto humano de todas las razas, sin paralelo entre otras e iguales entre sí: los hombres del Caribe, y, sea cual fuere el idioma que se hable, el color de la piel y la religión que se profese, los une la música en un inmenso abrazo. Las expresiones musicales literarias y de otras índoles hoy en día son PATRIMONIOS HISTORICOS DE LA HUMANIDAD, hace ciudadanos globales a los caribeños en general, ejemplo de la pluriculturidad y multiétnia. Pertenecen a varias naciones y son a la vez persona de un horizonte común y un mundo donde expresan la alegría franca, llena de yodo los pulmones de sangre, sangre torrente en las venas para hombre voluptuosos de hablar alto a semejanza de una gritería, pero es solo la manera de un encuentro sensacional en un lenguaje de español canario legado a las islas y tierra firme de América en esa cuenca enorme del Gran Caribe, patria de grupos y razas, de lenguas y lenguajes, donde la inteligencia es pandemia… es el HORIZONTE Y MUNDO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario